Errores comunes que cometen los instructores de Pilates principiantes y claves prácticas para dar clases seguras y efectivas.
Empezar a dar clases de Pilates es una experiencia tan desafiante como apasionante. Si bien la motivación y la vocación por el movimiento son fundamentales, muchos instructores principiantes se enfrentan a errores comunes que pueden afectar la calidad de sus clases y la seguridad de sus alumnos.
En Crossfy Blog ya te contamos qué ejercicios se hacen en una clase de Pilates, qué marcas para camas de pilates son las mejores, y qué partes del cuerpo trabaja hacer Pilates, entre otros artículos pensados exclusivamente para que sigas creciendo con tu estudio. En este artículo repasamos los fallos más frecuentes de los instructores, y brindamos consejos prácticos para enseñar con mayor claridad, adaptabilidad y compromiso profesional desde el primer día. ¡Empecemos!
Enseñar sin una base sólida de anatomía y principios de Pilates
Uno de los errores más frecuentes entre instructores principiantes de Pilates es comenzar a dar clases sin dominar los fundamentos técnicos y anatómicos del método. Repetir ejercicios de memoria o imitar secuencias sin comprender a fondo qué músculos se activan, cómo debe colocarse el cuerpo o qué ajustes hacer ante distintas necesidades, puede poner en riesgo tanto la eficacia de la clase como la seguridad de los alumnos.
Anatomía funcional: un conocimiento imprescindible
El Pilates se basa en el control, la respiración y la alineación. Para enseñar con conciencia, es fundamental que el instructor tenga conocimientos básicos de anatomía funcional: qué es el core, cómo estabilizan los músculos profundos de la pelvis, la diferencia entre movilidad y estabilidad articular, o cómo actúan los músculos durante un roll up, por ejemplo. Sin esta base, es común ver correcciones erradas o indicaciones vagas como “activá el abdomen” sin explicar cómo lograrlo.
Errores técnicos frecuentes por falta de formación
Algunos errores que se observan en clases mal guiadas incluyen:
- Hiperextensión lumbar en ejercicios de extensión sin control abdominal.
- Sobrecarga cervical por mala alineación en roll over o hundred.
- Tensión en hombros por no activar correctamente la cintura escapular.
- Ejecución acelerada que elimina el control, pilar del método.
Estos fallos no solo reducen la efectividad del ejercicio, sino que pueden provocar molestias o lesiones si se repiten en el tiempo.
¿Qué debe incluir una buena formación inicial?
Todo instructor debería comenzar con una capacitación que incluya:
- Principios del método (control, concentración, centro, fluidez, precisión y respiración).
- Anatomía aplicada al movimiento.
- Modificaciones para diferentes niveles y condiciones.
- Práctica supervisada con feedback.
- Corrección postural con criterio.
No adaptar las clases al nivel y necesidades del alumno
Otro error común entre instructores principiantes es dar clases genéricas, sin contemplar las diferencias individuales de cada alumno. El Pilates, aunque adaptable, no es un “formato único para todos”. Ignorar factores como edad, lesiones, embarazo, nivel técnico o estado físico puede llevar a frustración, desmotivación o incluso lesiones evitables.
Ni sobrecargar, ni subestimar
Un buen instructor no solo adapta, también motiva. Sobreexigir a alguien con poca experiencia puede generar frustración o abandono, mientras que subestimar a un alumno más capacitado puede desmotivarlo. La observación activa, el feedback verbal y la programación flexible son herramientas clave para encontrar el equilibrio justo.
Adaptar no es perder tiempo ni complicarse: es cuidar a quien elige entrenar con nosotros. Y eso, en Pilates, marca la diferencia.
Falta de estructura en la clase de Pilates
Una clase de Pilates mal estructurada puede desorientar a los alumnos, generar desconexión y disminuir la calidad del entrenamiento. Este error es frecuente entre instructores principiantes que improvisan o repiten rutinas sin planificación previa. Además, una comunicación confusa —ya sea por exceso de explicaciones o falta de precisión— puede dificultar el aprendizaje y restar confianza al grupo.
La importancia de dar indicaciones claras
Una indicación verbal efectiva es breve, concreta y se adapta al momento del ejercicio. En lugar de “activá el abdomen”, es más útil decir “llevá el ombligo hacia la columna sin mover la pelvis”. También es clave acompañar las palabras con una demostración visual o una referencia corporal reconocible (“como si quisieras cerrar un cierre en el abdomen”).
Evitar tecnicismos innecesarios en clases básicas y no saturar con explicaciones largas mejora el foco y permite que el cuerpo “sienta” el movimiento.
Cómo corregir sin cortar el flujo
Corregir no implica interrumpir la clase ni señalar con dureza. Algunas estrategias efectivas:
- Dar correcciones grupales que todos puedan aplicar (“revisemos la alineación de cuello”).
- Usar el contacto visual o pequeños gestos para guiar sin hablar.
- Acompañar al alumno con una frase positiva y una indicación clara (“vas muy bien, probá alargar más la exhalación”).
El tono debe ser cercano pero firme, cuidando el clima de la clase y evitando poner al alumno en el centro de atención negativa.
Una clase bien guiada se siente fluida, segura y motivadora. Y eso, muchas veces, depende más de la preparación y la comunicación del instructor que del nivel técnico de los ejercicios.
Convertirse en instructora de Pilates no es solo aprender una serie de ejercicios: es asumir la responsabilidad de guiar cuerpos diversos, con historias, necesidades y capacidades únicas. Evitar estos errores no implica ser perfecto desde el inicio, sino estar dispuesto a aprender, corregirse y crecer de manera constante. La formación continua, la práctica supervisada y el estudio de anatomía aplicada son pilares que no pueden faltar. Pero además de lo técnico, es clave desarrollar la capacidad de observar con atención, leer el lenguaje corporal de cada alumno y crear un espacio seguro donde la práctica tenga sentido.
Porque cuando se enseña desde el conocimiento y el cuidado, el Pilates deja de ser solo ejercicio físico y se convierte en una experiencia transformadora.
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