Comenzar un proyecto nuevo no suele ser fácil. Pensar en un producto nuevo tampoco. Conocer el contexto y las reglas del nicho de posibles clientes, menos aún. Por eso Crossfy nació desde un lugar totalmente diferente.

Matias Zamorano, creador de Crossfy, nos respondió algunas preguntas para conocer los primeros pasos del proyecto y la aplicación. 

¿Cuál fue tu primer acercamiento al entrenamiento?
Entrené siempre en gimnasios, en los tiempos libres de mi trabajo. La vida pasa, te querés seguir manteniendo más o menos bien. Pero me aburría. Íbamos con compañeros, y cuando pintaba la charla, olvidate. Una hora de gimnasio, hacíamos dos ejercicios, y hablábamos cuarenta minutos. Así fueron varios años de hacer gimnasio, sin pasión. 

Mientras entrenabas, ¿veías necesidades que pudieras cubrir con alguna plataforma?
Ya en ese primer momento de entrenamiento pensaba en hacer una aplicación para gimnasios. Combinar intereses es la clave. Tuve otros proyectos que mezclaban pasiones: Comunidad Fusa (plataforma para bandas emergentes) mezcla música y sistemas. Crossfy, mezcla Crossfit y sistemas. Golaso también, que es una aplicación de fútbol. En su momento había hecho una de coaching. Me gusta mezclar intereses. 

¿Por qué empezaste a hacer Crossfit?
Un día fui a jugar al fútbol, y a los cinco minutos de empezado el partido, me ahogué. Dije, tengo 30 años, no puede ser. Esto tiene que cambiar. Un compañero del trabajo me dijo que hacía Crossfit, y me preguntó si quería probar. Yo tenía la idea de que el Crossfit es peligroso, que es muy fuerte, y que no iba a poder. Pero quería probar. Fuimos a un box y me gustó. La pasamos muy bien, y supuse que por ahí podía andar. Cambié el gimnasio entonces por el box. Íbamos dos o tres veces por semana, terminábamos muertos, pero era divertido, y no había tiempo para distracciones. La clase te iba llevando. ¿Por qué elegí Crossfit y no seguir yendo al gimnasio? Porque es más divertido, tiene más ejercicios, nunca es igual, hay grupos, hice amigos. Me parece que son todas características muy buenas. Si tenés buenos profesores, hacés cosas que no pensabas que podías hacer. 

¿Te costó acostumbrarte al entrenamiento?
El profe que nos tocó en su momento se llamaba Juan. Crossfit tiene muchos ejercicios, y no me salían. No me salía poner la espalda derecha, no me salía esto, no me salía lo otro. No me salía. Juan tuvo mucha paciencia conmigo, me decía que nunca había visto a una persona tan dura. Pero insistí durante meses. Y de a poquito iban saliendo. Para hacer peso muerto con la espalda derecha, habré estado seis meses. Es un montón de días en los cuales no te sale ese algo que tenés que hacer. Iba con un amigo, que tenía experiencia en este tipo de entrenamientos. Entonces lo seguía a él. Así estuvimos ese primer año, me encantó. Cerró el box y me mudé a Parque Chacabuco. Ahí empieza otra historia. 

¿Qué diferencia notás entre un gimnasio y un box de Crossfit?
Lo que tiene Crossfit que me parece muy interesante, es su comunidad. Cada box, como yo lo veo, es parecido a un club de fútbol. Tienen su remera, compiten por el box, son fieles. En un gimnasio eso no pasa. Eso le da identidad al deporte, y una oportunidad a la aplicación. 

¿Qué necesidades viste en el box para empezar a pensar en una aplicación?
Cuando me mudé, tenía cerca el box RM, y fui a probar. Terminé estando 6 años. Conocí mucha gente, me hice amigos. Es un lugar increíble en el que me trataron súper bien. Ahí aprendí casi todo lo que sé hacer hoy. Y ahí también nace Crossfy. En RM para anotar resultados y demás, usábamos planillas de cartón. Un día entrenando con mi grupo, mientras descansábamos entre ejercicio y ejercicio, voy a agarrar mi ficha que ya me parecía medio arcaica. Ahí le dije a Martín, uno de los dueños: “che Martín, si hago algo para digitalizar las fichas, una aplicación, ¿la usarían?”. A lo que me respondió “Bueno, fijate. Traé algo y lo vemos”. Esto fue en marzo. A la semana caí con un modelo de aplicación, se lo mostré, y le brillaron los ojos. Él se la mostró a Renzo, el otro dueño, y también le encantó. Entonces dije bueno, la construyo y la usamos. A finales de mayo ya tenía la primera versión terminada, y con el primer cliente que la iba a usar. La lanzamos para Android y iPhone, y la empezamos a usar en el box. Así ya teníamos un cliente y seiscientos usuarios. Ahí es donde todo empezó, aparecieron las primeras ideas, los errores, y demás. 

¿Cómo fueron los primeros meses de la aplicación?
Ya viendo que funcionaba en RM, empecé a intentar vender la aplicación a otro gimnasio. Pero, ¿cómo hacía para venderlo a más boxes? Entonces empecé a mandar mails. Envié muchísimos mails, a muchísimos boxes. Al que me respondía, el finde agarraba el auto y lo iba a visitar. Fui a Quilmes a ver a Ricky de Q21, y le gustó la aplicación. Él fue el segundo cliente, el primero que no conocía previamente. Ir a todos lados requería de mucho esfuerzo, pero entendía de esa forma también qué necesitaban, y tener más información para hacer Crossfy. Al par de meses apareció otro box, en Rosario, Uno Crossfit. Después vinieron los demás, de a poquito. Llegó el verano, y tenía cinco boxes. Estaba en Ushuaia de vacaciones, y Mati de Kalimdor me dijo anda a ver a Juanma de Kotaix. Fuí, mostré la aplicación, y les gustó. Hoy, en Ushuaia hay ocho o nueve boxes usando Crossfy. Después llegó Kasten en Palermo. Siempre dejaba el auto en la puerta, y decía, este box va a usar Crossfy. Arreglé con Juli, le gustó, y lo están usando. El décimo fue una locura, porque llegó desde Puerto Rico. Alberto de Stay True. Así fue como entramos en Puerto Rico, y hoy tenemos más de 20 boxes que usan la aplicación ahí. Se fueron pasando la voz, y hoy es el segundo país después de Argentina con cantidad de boxes. 

¿Cómo definirías a Crossfy?
Crossfy, además de ser una aplicación de gestión, es una aplicación de marketing. Si vos tenés a los clientes en una plataforma y te podés comunicar con ellos, la comunidad es más fuerte. Después lo fui ampliando porque las necesidades que solucionaba Crossfy, también servían con otro tipo de actividades. Hoy tenemos yoga, pilates, fútbol, rugby, natación, etc. Lo importante para arrancar fue saber a quién le hablaba, y por entrenar muchos años ya conocía la idiosincrasia. Sigo entrenando todos los días, ahora en Naón 054. Me parece clave para mantener el proyecto, seguir entrenando. Eso une los dos mundos. Entrenando nació Crossfy, y entrenando va a seguir creciendo. Cuando voy a entrenar al mediodía, estoy en el proyecto también. 


Ser parte del nicho. Conocer las problemáticas. Pensar posibles soluciones con los potenciales clientes. Hacer pruebas. Buscar clientes. Construir. Encontrar errores. Mejorar. Crecer. Buscar más nichos similares. Crecer. 

Nunca parar de crecer. Así nació Crossfy, y así quiere seguir creciendo.