Abrir un espacio propio, tener un negocio, es el sueño de muchos. También sabemos que esos sueños, con algunos pasos mal dados, pueden convertirse en pesadillas. No es fácil, nunca es fácil abrir un negocio propio. Sin embargo, muchos se animan. En estos años, en CrossFy tuvimos la posibilidad de acompañar proyectos desde sus cimientos, y seguimos hoy en día viendo cómo crecen. Estos caminos los queremos compartir con ustedes, y por eso estuvimos charlando con tres dueños de boxes que tienen historias parecidas, y diferentes. Queremos saber: ¿qué tan difícil es abrir un box de Crossfit?

Las primeras preguntas que respondieron fueron: ¿cuáles fueron los primeros pasos que diste para abrir tu box? y ¿cuáles fueron los mayores problemas que tuviste?

Emanuel de Free Box, (Río Tercero, Córdoba), nos contó: Los primeros pasos fueron encontrar el lugar indicado y ponerlo en condiciones. Esto último se transforma en el primer problema, porque si un albañil / electricista / pintor dice un mes, prepárate para tres. Luego están las compras por internet, muchas empresas ofrecen material, pagas, y no tienen en stock. Y te mandan cualquier cosa para hacer tiempo mientras devuelves lo que no era. Otro problema no menor es que en Argentina, por la inflación, un presupuesto que te dieron hoy, en tres días cambia. Si tenías pensado gastar 100, literalmente prepárate para 200, porque además de la inflación está el "ya que estamos".

Luis de Dinamo, (Box de Río Gallegos), compartió: Primero empecé a comprar elementos, cada peso que me sobraba iba a la compra de discos, barras o pesas. Así que cada changa, cada sobrante de mi sueldo, durante mucho tiempo fue destinado a eso. Una vez que ya no tenía donde dejar elementos me puse a buscar un local, que más o menos se ajustara a lo que quería como espacio. Conseguir lugar fue un problema, los alquileres estaban con precios desorbitantes y los locales destruidos. Pero el problema más grande fue la pandemia. Me decidí a abrir el gimnasio en 2019, en diciembre de ese año firmé contrato por dos años en el local actual, que estaba destruido. Nos pusimos a trabajar, y cuando ya casi estaba todo listo para abrir, empezó el aislamiento estricto. Tuve que optar por hacer trabajos de soldadura para pagar el alquiler, y pudimos abrir al público recién en noviembre de 2020. Por momentos dudé si seguir, pero gracias a la ayuda de amigos y familia no bajamos los brazos, y hoy estamos en proceso de mudanza a un local que es el triple de grande.

Jacquelina de Jacked (Caleta Olivia), no la tuvo fácil tampoco: En mi caso particular, el primer paso fue decidirme. Creo que es difícil, no solo en Argentina. Todos sabemos que poner un gimnasio no es llenarse de dinero, excepto que seas un mega inversor y te dediques solo a eso, es muy difícil. Fue más que nada apostar por la satisfacción personal. Yo fui deportista profesional casi desde mi infancia, de hecho mi educación, mi carrera, mi vida, prácticamente me la pagó el deporte. Quizás mi infancia no fue la mejor, tuve carencias, pero gracias al deporte, tuve becas, pude hacer viajes. Entonces el deporte en sí, más allá de brindarme un apoyo económico para poder llegar a fin de mes, pagarme los estudios, la carrera, también me dió mucho desde lo social. Un día me accidenté, y todo empezó a ir de mal en peor con lesiones. Tuve que dar un paso al costado del deporte profesional, y me dediqué a estudiar. También ahí pude conocer otro aspecto del deporte, y empecé a meterme en todo lo que es el mercado de los suministros médicos, y ortopedia. 

En un momento me apareció una oportunidad, y no la dejé pasar. Estaba dando clases en un espacio, más por gusto que por otra cosa, y el dueño se estaba por jubilar. Iba a cerrar el lugar. Una vez que reabrí yo el espacio, el problema fue económico. Abrimos en febrero, y en marzo cerraron todo por la pandemia. Por suerte fui muy sincera con la capacidad financiera que tenía para sustentar el proyecto. De hecho, cuando salió la oportunidad, ya sabía que iba a tener una cartera de clientes que aunque no me conocieran, tenía que hacer las cosas muy mal para que dejaran de ir. Eso me daba la posibilidad de salvar un par de meses de gastos, hasta que mi propia marca se plantara en el lugar. Eso me permitió aguantar la pandemia, dar pasos seguros y no estar tan en el aire. El gimnasio, al año y medio, lo tuvimos que mudar a un lugar más grande. La gente obviamente siempre estuvo del lado del proyecto, y lo apoyó. 


Lo económico es primordial. Hacer cuentas, investigar, y ser coherente con los posibles gastos, es clave. El apoyo de los conocidos puede hacer la diferencia entre mantener abierto o no. Cada gimnasio sigue aprendiendo, pero tiene mucho para decir. Les preguntamos entonces si tienen algún consejo para alguien que está por abrir un box de Crossfit o un gimnasio.

Emanuel aconseja: No poner fecha de apertura porque la vas a cambiar muchas veces. Hacer compras seguras y pedir fotos de los materiales. No ahorrar en mano de obra que sale el doble. Armarse de mucha paciencia para no morir en el intento.

Luis nos dijo: Todo a su tiempo, no se apuren con las cosas. Llegué a tener discos de mesa para el televisor porque ya no tenía donde poner elementos y sentía que todavía no era el momento para abrir un box. Cree en tu proyecto, no bajes los brazos. Tratá de que los buenos momentos, en donde el gimnasio explota de gente, te ayuden a pasar los días más difíciles de mejor forma. No te obsesiones con comprar elementos, con tener lo mejor de lo mejor. Tené siempre algún respaldo, no sabes qué puede fallar en el futuro. Y el más importante de todos, evaluá bien el local y la zona donde querés abrirlo.

Jacquelina apunta a la coherencia y a la seriedad: El consejo que le puedo dar a alguien, considerándome nueva en esto, pero creciendo en la medida que voy avanzando, es tener una marca propia. Yo creo que nunca abrí un box de Crossfit. Si bien estudié Ciencias del Deporte, y después hice cursos de Crossfit, de hecho soy Level 1, creo que nunca apunté a eso. Podría haber pagado la licencia, y poner el cartel afuera, pero lo que me interesó de la palabra Crossfit era verlo como empresa, porque al mismo tiempo que generaba dinero y es una corporación inmensa, no descuida la parte del servicio, de la calidad para sus socios. Y no sé si soy buena, mala, pero la gente se siente tranquila porque se mueve sabiendo que no se va a lastimar. Tienen confianza en mí, como en los coach que trabajan conmigo. Están seguros. Mi perfil es bajo en cuanto a redes, yo prefiero mostrar a una persona de setenta años moviendo una banda, y logrando rangos de movimiento, que 130 de snatch, o chicos logrando saltos altos. Ser firme con esa postura, creo que me hizo diferenciar del resto. Ser coherente, ser seria con mi trabajo. Si vendo que hago una planificación personalizada, realmente tiene que ser personalizada. No caer en copias burdas de internet, brindar un servicio acorde al rubro en el que estás. Y capacitarte. La pandemia hizo que la gente sea mucho más consciente de la salud. Muchos creen que porque alguien no tiene un título de profesorado, o una licenciatura, no saben. Las personas saben cuando les estás haciendo mal, porque les duele, porque no mejoran. Hay que tratar a las personas con el respeto que merecen, no importa cuánto cobres. Tiene que ser coherente con lo que estás haciendo. Si tiene que ser caro, pero lo vale, que sea caro. Creo que ese es el mejor consejo que puedo dar, porque me lo dí a mi misma. Capacitarte, crecer, y ser consciente que estás trabajando con personas que están depositando su salud en tus manos. Cuando la persona confía, la responsabilidad es tuya. A veces los profes, por hacer todo rutinario en el día a día, no nos damos cuenta de cuánto afectamos a la vida de las personas. Entonces es eso, tomarse las cosas en serio y ser fiel a eso. 

Por último, les preguntamos si tenían alguna anécdota del box.

Emanuel nos contó: Tenía dos pinos en la puerta con riesgo a caerse, y la municipalidad se ofreció a quitarlos para evitar problemas (faltando dos semanas para la primera apertura).  Me tiraron uno sobre el techo, y tuvimos que posponer tres semanas más. La segunda apertura se demoró porque el albañil me hizo mal las cosas, y las cosas no terminaron bien.

Jacquelina tiene una anécdota triste, pero que sirve para reflexionar: Respecto a las anécdotas, tengo muchas que son graciosas. También tengo una que es muy triste, pero vale la pena contarla porque cuenta un poco cuáles son las condiciones en las que muchas veces están los gimnasios, y cómo se descuidan ciertos aspectos. Tuve un socio que estaba decidido a hacer un cambio fuerte con su vida, empezar a tener hábitos más sanos, entrenar, cuidar la alimentación, bajar de peso. Era un camino muy largo, y pasó de moverse poco y nada para el trabajo, a caminar 40 minutos en la cinta, y tomar clases de Cross. Lo quiero explicar bien porque no quiero que se malentienda, no fue una persona que de golpe y porrazo pasó de hacer 10 minutos de caminata y agotarse, a hacer una hora por día. Yo cuidé mucho la adaptación de él, ir poco a poco. Aún así, teniendo los recaudos que tuve, y sabiendo que era una persona que tenía condiciones para el ejercicio, tuvo un aneurisma en el gimnasio. Justamente fue un dia que no estaba haciendo pesas, estábamos charlando, pasó todo muy rápido. Desde que colapsó, hasta que llegó la ambulancia, pasaron no menos de 40 minutos. Y de hecho, cuando llegó la ambulancia, la persona había pasado de convulsionar y perder el conocimiento, a estar consciente. Siempre me preocupé por estos aspectos, y por tener los conocimientos básicos, más allá de la carrera en sí que no te los brinda, para poder darle los primeros auxilios. La persona salió en silla de ruedas pero consciente. Si esto hubiera pasado en otro lugar, con personas que no están preparadas, hubiera sido distinto. No estoy ninguneando a nadie, solo estoy haciendo un llamado a los dueños de boxes, y al personal, para asegurarse que todos tengan los conocimientos básicos, porque estas cosas pasan. Esto le podría haber pasado en su casa, pero puede pasar en tu box. El cómo se hicieron las cosas, que el seguro esté vigente, hizo que la persona tuviera todos los cuidados que tenía que tener. Lamentablemente falleció en el hospital, pero acá se hizo todo lo posible. Las personas saben que están seguras en el espacio. Hay que cuidar la salud de los socios, y hay que estar preparados para cualquier tipo de eventualidad médica que puede pasar. 


Las problemáticas pueden ser diversas, y nunca sabemos que nos depara el futuro cuando nos embarcamos en un proyecto tan grande como poner un gimnasio. Pero si nos informamos, hacemos las cosas tranquilos y bien pensadas, si escuchamos a los que saben, vamos a tener muchas más oportunidades de que nos vaya bien. Ser pacientes, decididos, prolijos. Elegir bien a nuestro equipo. Y nunca parar.

¡Gracias por leer!

PD: Algunas fotos del antes y después de cada uno de los gimnasios.

Freebox:





 

 

Jacked Lab:


 

 

 

 

Dinamo: